Este es el tipo personaje, dentro de mi mundo de
retratos, que al principio no me terminaba de convencer. No recuerdo muy bien
por qué, quizás representaba esa dejadez viciosa, ese tipo crápula y mujeriego,
el tipo de hombre que en mi vida normal yo intentaba siempre mantener alejado.
Quizás, era muy joven cuando le conocí, en aquella primera sesión, porque con el
paso de los años y a medida que le fui haciendo fotos empecé también a
comprender. Claro, que si para mí los años me daban seguridad y madurez, a él, supongo,
que le daban moderación.
Debe ser muy difícil ser un tío famoso, tenerse que
quitarte todos los días tentaciones de la chepa, cuando se va por ahí ofreciendo
versos y canciones de amor. Pero a mí, ahora, me cae bien, muy bien, y
mucho mejor si me comporto como él o ellos: Sírveme un
Whisky, Joaquín, por favor !!!
Pasas por delante de su casa, llamas al portero automático y con un poco de suerte te abren la puerta, no sé quien. Subes y te sientas, allí en el sofá, y te la tomas: la cerveza, la copa... (Bueno, ahora ya no sé si en su casa se dan esas situaciones, o no).
Claro, que es éste el tipo de hombre que disfruta mejor
un buen amigo -que escriba con él frases obscenas en una servilleta de papel-,
un colega, una colega que no se sienta implicada, ni seducida por adornos, ni
palabras. (Supongo que no dirá lo mismo aquella que cayó en sus redes y que
todavía se esté preguntando por qué se marchó. Más de una existe, seguro.)
Si es que no es que sea guapo, aunque mejora con
los años, pero el punto lo tiene, el puntito. Como dice él: "Joder si lo
tenía" "muchacho, el punto del gazpacho"
Ahora, yo no le perdonaré una cosa a este individuo
seductor. Después de un día, adularme y decirme: ahí está, esa fotógrafa mía, yo le pregunté:
-A ver ¿cómo me llamo?
-A ver ¿cómo me llamo?
Y es que...no tenía ni puta idea el muy
cabrón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario